La veteranía en las empresas: un talento a retener

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La reforma social que segura e idealmente va a nacer de la era post-Covid es incierta. Hay muchas esperanzas puestas en un cambio de rumbo que nos saque de una inercia endogámica que la clase dirigente política mundial está empecinada en prolongar. Y se esfuerza en dilatarla por su propio interés en perpetuarse en la poltrona del poder ante su evidente falta de talento que demuestra sin rubor.

La reforma económica no es menos vacilante y obviamente irá a remolque de la doctrina que marquen los que nos gobiernan. Sí parece axiomático que se van a producir movimientos que van a alterar el orden establecido y que van a dar lugar a nuevos equilibrios. Unos serán fruto de las innovaciones inexorables que se producen. Otros por mor de la manera de entender la sociedad y su sitio en el mundo por parte de las nuevas generaciones que suben y por las que ya están asomando la cabeza en el sistema económico. Y, finalmente, algunos más, por la exigencia que algunos grupos sociales harán de sus derechos como ciudadanos de este mundo.

Este último caso me trae la reflexión obligada que nos debemos hacer de aquellos que están en la última etapa de su carrera profesional. Que divisan el horizonte de la jubilación a 15-20 años y que se hallan en una encrucijada sobre cómo dirigir su destino para este último tramo. Es una generación en plena actividad y energía pero que intuye que su peso en las organizaciones puede menguarse, pudiéndoles convertir en elementos molestos por ser considerados caros y estigmatizados por su poca maleabilidad, poca flexibilidad al cambio y a los nuevos retos. Yo les llamo la Generación UHF, en memoria de un canal de TV que solo puede ser reconocido por aquellos que han compartido un pasado con una pantalla dominada por esas siglas y su inolvidable carta de ajuste.

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La Generación UHF está en su mejor momento y lo más importante, lo mejor le está por venir. Acumula años de experiencia y un caudal de conocimiento exquisito. Es una mezcla que solo se encuentra en ellos. Y como se trata, por tanto, de un capital generoso y concentrado en esta generación, conviene aprovecharla en el mejor sentido de la expresión.

Los UHF se enfrentan a los prejuicios y etiquetas que se les ha colgado. Se les considera viejos o veteranos, que es un pseudónimo para encasillarles en la obsolescencia programada.

Rara vez se habla de ellos en términos de capacidades y sobre todo de energía. Esa energía que en la mayoría de los casos desbordan porque todavía tienen mucho que demostrar. En realidad, se lo quieren demostrar a sí mismos, porque ellos son su más exigente valedor.

A pesar de la obcecación arbitraria en encuadrarles como sujetos resistentes a nuevos aprendizajes, sus ganas por ampliar sabiduría y conocimientos está testada y medida en múltiple estudios de agencias buscadoras de talento.

Tengo un amigo director de una multinacional farmacéutica que reconoce haber virado últimamente su estrategia de contratación en puestos relevantes de la organización hacia la Generación UHF. Y está encantado con los resultados.

Ante un contexto como el que he anticipado, la inquietud que nos debería asaltar a todos es la de cuestionarnos, como sociedad, si estamos poniendo en valor toda esta experiencia. ¿O acaso nos tranquiliza enviar a la cola del paro ese patrimonio? Como manifestó James W. Vaupel, coautor del estudio de The Lancet "El envejecimiento de la población: Los desafíos a los que hay que enfrentarse", si las personas supieran que pueden vivir hasta los 100 años, tal vez organizarían su vida de otra manera.

Esto no va de una lucha de generaciones porque cada individuo tiene su espacio de grandeza y cada cluster social, su sitio en el mundo. No hay grupos más capacitados que otros. Sí, en cambio, ventajas competitivas que cada una de estas generaciones tienen y que deben servir para enriquecernos como sociedad para mantener el equilibrio colectivo que debemos de guardar.

Las sociedades ancestrales otorgaban a los más maduros privilegios en la toma de decisiones. Su rol como oráculos de la tribu les facultaba para dictar las sentencias más relevantes o las resoluciones más complejas. Sería por algo. ¿Porqué ahora no se aprecia de igual manera ese valor y se menosprecia su saber?

Y tengamos muy en cuenta que la edad de jubilación profesional se va a ir extendiendo más y más porque la esperanza de vida crece de igual manera. ¿Que no vamos a querer hacer con personas física y mentalmente en buen estado más allá de invitarles a transitar mañanas en los bancos de los parques?

Los jóvenes de hoy tienen exigencias muy diferentes a las que tenían sus iguales hace 20 o 30 años. Sus motivaciones se encaminan hacia el hedonismo, los retos cortos y permanentes y la necesidad, no de ser dirigidos por el jefe tradicional que entendemos hoy, sino la de ser guiados por un mentor. La mentoría de alguien que atesora conocimiento y sobre todo experiencia de haber pasado por algunos de los asuntos que les inquietan o les chifla. Les atrae sobremanera conocer y adoptar algunos consejos que puedan venirles de la Generación UHF.

Hace unos meses me crucé con un par de jóvenes que estaban en la veintena con un espíritu emprendedor encomiable. Yo admiraba de ellos su alma irreverente; el poco miedo al fracaso en los negocios que estaban emprendiendo; y la velocidad con la que tomaban decisiones. Ellos querían de mi que les antipara los posibles baches que se podían encontrar.

Ambos compartíamos un par de intereses: las ganas de aprender cosas nuevas y la pasión por lo que hacemos. Ya véis que es posible la conciliación entre generaciones si se buscan los puntos de encuentro. Como dijo Albert Einstein, "la única fuente de conocimiento es la experiencia".

Una investigación de R. Böheim y T. Nice del año pasado publicado en Insititute of Labour Economics, concluyó lo siguiente: 

  • Que los países con más participación de los trabajadores mayores son también los que menos paro juvenil tienen

  • Que el incremento de la edad de jubilación tiene un impacto positivo en los salarios de los jóvenes

  • Que ambos grupos de edad son más bien complementarios, no sustitutivos

Interesante, ¿verdad?

Las empresas están empezando a tomar conciencia de su responsabilidad con la sociedad. En este tránsito con su compromiso social, deben tener muy en cuenta su relación con la Generación UHF, qué deben esperar de ella y cómo maximizar su potencial. Me imagino un escenario donde emerjan con fuerza 5 estrategias que refuercen la validez de este colectivo:

  • Intraemprendimiento. Un modelo efectivo de encender la llama de la ilusión por retos nuevos, inspiradores desde dentro de la organización para impulsar beneficios internos. Promoviendo la innovación y la formación regeneradora. Activando la creatividad que sin duda vendrá precedida de todo ese conocimiento y experiencia acumulado.

  • Autoconfianza. De nuevo, la experiencia de la Generación UHF tiene un valor. Su conocimiento tiene interés y sus ideas tienen una utilidad y una cotización suficientemente alta como para añadir valor a la conversación. Promover estados sólidos de seguridad en sus posibilidades y animarles a ser determinantes en su rol organizacional reportará beneficios a la salud y economía de la empresa.

  • Aprendizaje contínuo. "Si no tienes inquietud por aprender cosas nuevas, no mejoras", solía decir mi entrenador de basket. Los cambios se suceden de manera vertiginosa y todo el mundo debe tomar conciencia de la inevitable necesidad de estar al día. La inmensa mayoría de los componentes de la Generación UHF quieren aprender. Hay que facilitarles los medios para que suceda.

  • Mejora contínua. En su voluntad de aprender, este colectivo tiene también la facultad de enseñar como ya he señalado. Son un grupo excelente para un mentoring recíproco con otras personas o equipos de la organización. El mútuo enriqueciemiento impulsará políticas de integración; fomentará la creación de equipos transversales con un mayor rendimiento.

  • Reinventarse. Hay que ayudar a crear la chispa que siga motivando a los UHF. Provocar nuevos retos. Fomentar nuevos roles. Promocionar tareas que hagan repensar modelos tradicionales de hacer las cosas.

La situación que tenemos ante nosotros está fundamentada en unos pilares contrapuestos. Por un lado, los estereotipos que han hecho fortuna sobre la comodidad de desprenderse del talento macerado en años de experiencia. Por otro, las enormes ganas indisimuladas de la Generación UHF por ser relevante todavía. De ser protagonista del presente y del futuro. Hay demasiadas cosas positivas en mantener el equilibrio social y el aprovechamiento de las capacidades de todos los colectivos como para dejar valor en la cuneta.

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